En la madrugada de anoche Uruguay eliminó a Argentina en los cuartos
de final de la Copa América, la primera ronda eliminatoria. He querido
dejar pasar las horas para ordenar las ideas y sensaciones que, ya no
sólo ayer, sino en los últimos meses, me ha ido dejando el combinado
Albiceleste
Batista:
Pasó de la interinidad a dirigir oficialmente a uno de los banquillos
más calientes del mundo con un escaso recorrido. Ha antepuesto deudas
personales, le ha restado prestigio al cargo con su introducción en las redes sociales y, a nivel exclusivamente deportivo, los últimos meses han estado llenos de contradicciones sobre el campo.
La estocada final la ha dado en esta Copa América: meses hablando de
asimilar el estilo del Barça, para después renegar e incluso, cambiar de
sistema en medio de la competición.
Messi: Seguro que es el primero que no está contento
con su rendimiento, pero si bien no se puede achacar falta de entrega,
sí que, para ser definitivamente uno de los más grandes, debería ser
capaz de no permitir que la gente piense que se debe armar un equipo
‘para él’. Debe ser el propio Messi el que se adecúe al dibujo que tenga
que defender y a partir de ahí, ser decisivo.
Jugadores de selección: Es un término que usa Ariel Judas
y siempre me ha parecido muy acertado. Maradona superó la centena de
convocados y Batista ha ido por el camino. Hay jugadores que, incluso
habiendo rendido bien en sus clubes, no lo han hecho con la selección en
las oportunidades que han tenido. Basta de pruebas y de ‘favores
personales’ de equipos ‘locales’ o sub25. Se debe armar una base, un
grupo de cinco o seis jugadores alrededor de los que formar un equipo.
La defensa: Algo de lo que realmente no hay un
culpable. Argentina no tiene ahora mismo una buena generación de
zagueros y lo sufre. Para más inri, Otamendi, de los que más ha rendido,
se ha perdido esta gran cita por salir de una lesión recientemente.
Todos los equipos que se enfrentan a Argentina lo saben y sólo esperan
‘su oportunidad’ porque saben que la tendrán.
El entorno: Salvando las distancias, me recuerda a
la España pre-Aragonés. Todo el mundo tiene una opinión y existen varios
debates abiertos. Es bueno que haya discusión sobre aspectos a mejorar
pero no que se proyecten ataques interesados desde y hacia todos los
frentes. Casi que es más relevante el pre y post partido que hablar del
propio encuentro.
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