Quizás esta entrada pueda ser considerada como un palo oportunista tras la derrota del Inter de Milan ayer en Bremen ante el equipo de la VolksWagen, pero quiero que os alejéis de esa idea. Está claro que cualquier equipo puede perder un partido, incluso uno en el que se juegue cosas relevante como el de anoche, pero la manera en la que lo hizo, totalmente rendido a su rival y dando una imagen tan lastimosa como la que el resultado final (3-0) pueda transmitir.
Así, mientras dormía a mi hija, le daba vueltas a la cabeza al Inter, a Benítez y a Mou... y por supuesto a los jugadores. Vale que no es el primer campeón de Europa que en la temporada siguiente sufre un bajón como el que están sufriendo los neroazzurri pero ¿qué ha cambiado para que el equipo no se asemeje al que tanta fiabilidad ofrecía la pasada campaña? Rápidamente miraríamos hacia el banquillo: Mourinho, gran protagonista del triplete la pasada temporada dirige ahora al Real Madrid, club que formó como técnico al actual entrenador interista, Rafa Benítez.
A priori, este es el cambio más llamativo y quizás no lo sería tanto si atendemos a que tanto el portugués como el español son entrenadores metódicos, resultadistas y con buena mano para dirigir grupos.
Lo que sí que ha cambiado para Benítez es la exigencia. Recuerdo la salida de Rafa Benítez del Valencia, enemistado con los pesos pesados de la plantilla y con el hoy presidente Manuel Llorente. Parece que a pesar de haber metido al Valencia entre lo más granado de Europa no parecía ser un hombre con el que fuera fácil trabajar. En esto, apareció un Liverpool que había perdido el protagonismo ya no sólo en Europa sino en su propio torneo local.
Salir de un club grande con el que has ganado todo lo posible hacia un histórico con urgencias es un reto, pero sabía que no acabaría con su carrera si, como otros entrenadores antes, se marchara con las manos vacías. La historia la conocéis: ganó una Champions, llegó a la final de otra y se ganó crédito suficiente para montar un equipo al que al final no supo hacer evolucionar para salir hacia Italia.
Su llegada a Italia ha sido totalmente contraria. Llega para competir primero con la sombra del entrenador anterior y para hacer ganar a un equipo veterano que viene de ganarlo todo. ¿Cómo motivar o ‘picar’ a un grupo así? Tanto en Valencia como en Liverpool trajo jugadores de su confianza o que sabía que podía adaptarse de inmediato a lo que quería del equipo. Recuerdo como Curro Torres, lateral derecho, pasó de jugar en Segunda División con el Tenerife a defender la elástica de España en el Mundial de 2002 en sólo una campaña. En Liverpool apostó fuerte por jugadores que conocía del torneo como Alonso o Pepe Reina y también rindieron a alto nivel.
Eso, en el Inter, no tenía cabida. Mourinho armó un once que funcionaba como un reloj y poco o nada podía mejorarlo el entrenador madrileño. Y aquí se está viendo la otra cara, no tan positiva de Benítez, esas apuestas personales por jóvenes que no acaban de cumplir, y seguro que los nombres de Josemi, N’Gog, Riera o una serie de fichajes que costaron mucho dinero al club inglés y que dieron un rendimiento, califiquémoslo siendo generosos, como irregular. Parece queCoutinho, la gran promesa brasileña, podría ser el elegido como apuesta personal (si podemos sumar como acierto de Benítez el darle minutos a un jugador fichado el año pasado) pero los minutos que les está dando a Mariga y a Biabiany todavía, creo, que no los han justificado.
Así, su proyecto al frente del Inter lleva unas semanas siendo cuestionado y ayer se decía que el inminente Mundial de Clubes decidiría su futuro como neroazzurro. Cualquier cosa que sea volver a Milan sin el título oficioso de mejor equipo del mundo pondría entre la espada y la pared a Moratti, máximo defensor de Benítez.
0 Comentarios