Imagino que los asiduos seguidores de mi cuenta en twitter sabrán que la semana pasada estuve en Nueva York. Un viaje soñado desde hace tiempo y que guardaré para siempre en la memoria.
Curioso destino para un tipo como yo, amante del fútbol, ya que entre la zona más norteña de Harlem hasta el Battery Park no se respira un ambiente muy marcado por el fútbol, o como me referiré a partir de ahora, soccer.
Como estuve pocos días, tampoco espero presentaros un texto con demasiado detalle, pero sí con ciertos apuntes que me han llamado la atención. La primera sensación es que Nueva York no es una ciudad enloquecida por el soccer. Pocas referencias a nivel de calle y sí, es fácil encontrar algún pub irlandés o italiano donde puedas ver algún partido de alguna gran liga europea, pero quizás la proporción sea 1/5 con respecto al baseball o al fútbol americano, aunténticos reyes (a esperas de que la NBA arranque...).
Tampoco a nivel publicitario o mediático es común, bien es cierto que Ariel Judas (con quien tuve la suerte de compartir mesa, tertulia y paseo) me comentó que durante el Mundial disputado hace unos meses, la ciudad y ciertos puntos de interés comercial sí que parecían respirar con más pasión por el soccer.
Ahora bien, lo que es tremendamente sencillo es poder seguir cualquier liga importante que se dispute en Europa, Sudamérica o los torneos continentales de dos regiones con una tradición futbolera más profunda que la yankee. La oferta televisiva es fantástica.
De hecho, lo que más me llamó la atención es la cantidad de neoyorkinos (ojo, a parte de los que tienen ascendencia latina o europea más marcada) que están relativamente bien informados de lo que pasa en los principales equipos.
Aquí veo una situación curiosa e interesante. Los americanos disfrutan de una liga joven, bien organizada a nivel socio-económico y en la que cada vez toman parte jugadores de un prestigio importante (Ljunberg, Beckham, Henry, Márquez, Donovan, Ángel...). Incluso, y esto lo veo como un punto clave, se ha amoldado al sistema de drafts, temporada regular + playoffs y todas esas cosas que la MLB, la NFL o la NBA ha marcado a fuego en la mente del aficionado al deporte en Estados Unidos.
¿Cómo es posible entonces que no acabe de resultar tan interesante como los de fuera?
Hablando previamente al viaje con mi hermano, un hombre muy recto y quizás algo extremista, pero que te hace pensar, me ofreció una reflexión que quizás podría ayudarnos a la hora de entender el impacto del soccer en Estados Unidos. Me hablaba de Liverpool, del Madrid, del Milan, del Bayern... equipos que más allá de por su 'edad' tienen una historia de jugadores y de hitos deportivos que forjan una leyendas. En la MLS, a pesar de la juventud del torneo, es, ahora mismo, difícil que un equipo pueda labrarse una historia que se pueda comparar a lo largo del tiempo con cualquiera europea. El sistema de drafts y de topes salariales hacen que sí, se igualen las fuerzas entre los equipos y presenten torneos muy competidos, pero evita, en cierta manera, que un equipo disfrute de una edad dorada que se refleje en títulos.
Quizás se cambian leyendas en pos de la emoción.
Pero todo esto podría cambiar con la vuelta de uno de los equipos más legendarios que ha disputado un torneo fuera de Europa y Sudamérica... el New York Cosmos. Otrora equipo de la NASL que llegó a juntar a jugadores de la talla de Pelé, Beckenbauer o Neskeens (también Cruyff en algún amistoso) y que sí llegó a imponer un dominio en los setenta. La franquicia tiene planes de vuelta y sí que ví alguna pegatina clandestina por algúna perpendicular a Brodway en la que se podía ver el nuevo logo. De hecho, a mi vuelta ya pude ver en internet la nueva camiseta del equipo.
Así que en mi regreso, sí que puedo decir que los neoyorquinos tienen interés por el fútbol y lo digo más allá de la importante población latina y de las tiendas que se pueden ver por Queens, pero quizás más como algo exótico que como uno de sus megaprofesionalizados deportes. Lo esperanzador es que el crisol de nacionalidades pueden cambiar esta situación por una en la que el fútbol sea algo más y ocupe una importante porción del pastel (de manzana) deportivo americano.
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