El lado débil

El partido entre la Real Sociedad y el Atlético de Madrid se presentaba como uno de los partidos más atractivos de la jornada en la Liga. El equipo dirigido por Eusebio se está mostrando sólido en sus partidos en Anoeta y el punto de forma del equipo les presentaba como un exigente rival ante este Atleti que tantos recursos y registros ha mostrado ya desde la llegada de Simeone.

No ha sido la mejor tarde los rojiblancos, que se vuelven a casa con una derrota por 2-0, pero la forma en la que ha encajado los goles me ha recordado las sensaciones encontradas que me genera Jan Oblak. El joven portero esloveno ha tenido una rápida e impactante asimilación de lo que significa jugar en un equipo tan exigente como el de Simeone. Sin drama alguno ha hecho olvidar la figura de Thibois Courtois y hasta aguantó el tirón del buen arranque de Moyá en su primer año.
Tal es su relevancia bajo palos que es imposible no tenerle presente los partidos más importantes del cuadro colchonero en les tiempo que lleva defendiendo su arco.

Sobrio, ágil, corpulento y con una reflejos de portero de élite se ha erigido como uno de los mejores porteros del Viejo Continente después de presentarse al mundo en un muy buen año en el Benfica que le valió su pase al Atlético de Madrid.
Pero siempre encuentro en los lanzamientos de penalty el apartado en el que necesita un trabajo más específico (ya hablaremos en otra entrada sobre el juego con los pies, algo clave en porteros modernos)
No quiero que esta entrada suene a oportunista después de encajar dos goles de penalty hoy en Anoeta, es un handicap importante en sus características como portero que, por su edad, tiene margen para mejorarlo pero que hasta que ese trabajo dé sus frutos, se nota como los delanteros que estudian a los porteros conocen la zona izquierda de Oblak como su lado débil en disparo desde los once metros.


Ayer los dos penalties con los que venció la Real fueron a ese lado, optando Oblak por lanzarse a su lado seguro, el natural siendo diestro. Pero viajando unos meses atrás, recordando la tanda de penalties de la pasada final de la Champions League, es fácil comprobar cómo los goles del Real Madrid en esa tanda llegaron por el flanco débil del meta rojiblanco. Justo en la ronda anterior, en Munich, Oblak mantiene vivo (y a la postre clasifica) al Atleti deteniendo un penalty a Muller... tirado hacia su derecha.
Comentaba sobre el trabajo sobre esa zona y ya en esta edición de la Champions podía intuirse mejora cuando paró un penalty a Guardado por el lado débil (tampoco es que el mexicano ajustara mucho). 
No vengo a decir que esa zona sea un acierto seguro para lanzadores, claro que Oblak ha parado penalties en esa zona, pero es innegable que sus estiradas hacia ese costado no son todo lo naturales que deberían.

Aún así, hay que reconocer que los lanzamientos desde los once metros son una de las suertes más complejas para los porteros, donde no sólo la técnica a la hora de lanzarse es fundamental, sino que aspectos psicológicos como (ya en la élite) el estudio de lanzadores rivales cobran un importante protagonismo en la preparación para este aspecto en los guardametas.