#Deyver2h0w

Ni tan siquiera hemos llegado a la segunda quincena de agosto y ya hemos apuntado uno de los grandes bombazos de la temporada con la victoria del Alavés en el Camp Nou.
Este triunfo, fruto del orden, buen hacer y efectividad del equipo vasco sacó tajada de una serie de condicionantes que tuvo el Barcelona que, quizás tras un largo análisis pudiera liberarse de la etiqueta de 'excusas', por lo que es de agradecer que tras el 1-2 todas las declaraciones de los sorprendidos jugadores culés se acercasen más a la valoración positiva del trabajo del equipo de Pellegrino que en el escudarse en bajas, rotaciones y una mala vuelta a la dinámica de club tras la fecha FIFA.

No ha sido la primera vez que el equipo de Luis Enrique se ha encontrado a un rival que ha practicado este tipo de partido con un posicionamiento que invitaba al Barça a jugar con mucho espacio a sus espaldas con una actitud reactiva partiendo de las dos claves para plantarle cara a este equipo: líneas juntas y tapar la zona central del campo, zona donde los azulgranas deciden con la calidad de sus jugadores en modo ofensivo.



Pero si por algo me llamó la atención este partido fue por la figura de Deyverson (ayer la apuesta fue claramente por un único 9). Ya nos cansamos de comentar durante el curso pasado con sus partidos en el Levante que era un delantero que se ajustaba perfectamente a los equipos que cuenten con mantener la categoría como objetivo primario dentro de nuestra Liga. 
El brasileño, de corto recorrido en el fútbol de su país, terminó de formarse como jugador entre Portugal y Alemania por lo que seguramente haya acabado de moldear su perfil de punta con la mezcla de la técnica, que como en el valor en el ejército, se le presupone a un delantero brasileño, con la concienciación de bregar contra todos que suelen encontrarse los puntas que actúan como única referencia y que saben que les tocará más hacer kilometros para dejar un balón en condiciones para un compañero que recibir fácil en una situación propicia para decidir.

Su gol en el Camp Nou da alguna pista sobre esto que queremos comentar: un balón tensado a la zona de remate a la que Deyverson acude con la intención de tocarlo, desviarlo, de cualquier forma legal. Tiene condiciones para el remate virtuoso pero intuye que no llegará en ventaja si no hay escorzo. Y este fue su único remate durante los noventa minutos que disputó. El resto del partido fue, como muchas veces se ha comentado sobre los delanteros, el primer defensor de su equipo (100% de acierto en entradas a rivales -en campo rival- junto a tres despejes) y la boya a la que agarrarse cuando el Alavés necesitaba agarrar oxígeno (80% de duelos aéreos ganados -junto a una falta provocada en este apartado-) con la poca posesión de pelota que tuvo su equipo durante el partido.

No se puede negar que su estreno en la Liga dejó claros en forma de goles (9) y mucho trabajo de este corte que resultó insuficiente para salvar al Levante y oscuros con una actitud pícara y hasta provocativa que facilitaba su salida de los partidos (12 amarillas -casi todas sancionando actitudes más que juego brusco- y 2 rojas). Pero en este blog tenemos tendencia y reforzar el comportamiento positivo y, si nos quedamos con lo bueno de Deyverson, hablamos de un delantero más que útil para la Primera División. De momento, su gol y su desempeño, valió para poner la primera pica en la sorprendente victoria del Alavés (ojo, cinco puntos de nueve disputados habiendo visitado el Calderón y el Camp Nou) sobre un Barcelona que cayó en la trampa.