Georgios Samaras titánico

Grecia - Rumanía, ida de la repesca UEFA por una plaza para el Mundial de 2014. Un partido donde no había ningún candidato a Balón de Oro, tampoco ninguna 'cenicienta' cumpliendo los ritos de su particular cuento de hadas y ni tan siquiera un selección con obligaciones con respecto a su historial.
El partido entre griegos y rumanos era el play off mundialista entre outsiders de los que incluso llegando a Brasil nadie esperaría que jugaran más de tres partidos.
Pero dentro de ese escenario tan underground se pudo ver la mejor actuación individual del día por parte de un jugador del que no se escribe mucho, pero que cada vez que su selección se ha visto en problemas o, simplemente, se ha dudado de la capacidad que tenga para hacer cosas medianamente elaboradas en ataque, se ha encargado de liderar el ataque de su equipo.



Georgios Samaras no marcó ningún anoche. Ni tan siquiera asistió a Mitroglou y Salpingidis en sus goles, pero fue el jugador que decantó la ida de la eliminatoria más igualada de esta repesca UEFA. Algo que debería tener más valor del que se le pueda dar a bote pronto y que incluso merece más mención que el pobre rendimiento que pudo dar alguna superestrella cuando todo el mundo esperaba que guiara a su selección en estos críticos días.
El delantero del Celtic ocupó su puesto habitual desde hace tiempo en la selección, echado a la izquierda ocupando la posición de 9 sólo cuando Mitrolgou bajab unos metros a recibir o cambiaba de posición por la presión (algo que hizo bastante bien Grecia durante la primera media hora de juego anulando el juego de Rumanía). A partir de ahí, su repertorio de recepciones fue algo que ya ha mostrado, pero ante lo que nada pudo hacer la defensa rumana que focalizaba su atención en él liberando a sus compañeros de ataque.

Fruto de esta absorción del juego de ataque llegaron dos de los tres goles. Ya comenté más arriba que no asistió pero nacieron en él las jugadas. Primero con una opertura fantástica a la subida de Torosidis, que le daba ventaja en el espacio para dar un pase sencillo a la entrada de Salpingidis. Después botando la falta que fue peinada para el remate final de Mitroglou. Para cuando sacó esa falta ya se había observado que el partido iba a ser lo que él quisiera que fuera, tan superior a sus pares en defensa.

Pero no sólo en ataque destacó el gigante griego. Sus ayudas a Holebas fueron valiosas a la hora de frenar las incursiones de los visitantes, haciendo gala de un compromiso a la altura de los mejores. El lateral de origen brasileño y Torosidis son dos laterales de importante proyección en ataque y si bien Salpingidis no fue tan cumplidor con sus ayudas por derecha, no fueron ni una ni dos las veces que se pudo ver a Samaras sprintar para no permitir que las incorporaciones de Matel dejaran en inferioridad a Torosidis o que pudiera aprovechar el espacio que allí se generaba.



Su aspecto desgarbado, la imagen de que parece que esto del fútbol no va con él cuando está sobre el campo pueden dar la sensación de que sea un jugador torpe y de poco acción más allá de lo que ocurra en el área, pero no puede generar una opinión más equivocada con respecto a este jugador que, sin jugar de 9 ni tan siquiera ser un goleador, es la referencia del ataque de una selección que lucha cada partido por quitarse esa etiqueta de ultra defensiva desde que de la mano de Rehaggel, ganó la Eurocopa en 2004. En aquel torneo Vryzas y Charisteas fueron los delanteros, con mucho más cartel que el de Samaras cosa que les permitió tener mejores oportunidades sin ser la mitad de productivos de lo que está siendo Samaras.

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