Hay quien con cierta parte de razón encuentra las jornadas de selecciones como aburridas e inoportunas. Parar las siempre pasionales jornadas ligueras no sienta bien a todo el mundo y, de todos es sabido, durante estos días se llegan a jugar partidos sin nada en disputa a largo plazo, entre equipos que ya están fuera de toda posibilidad de clasificación y sin más objetivo que poder protagonizar alguna victoria que destroce las cuentas de su rival.
Pero, como ha sido en esta ocasión, también son capaces de albergar hitos que sólo con el paso del tiempo se sabrá reconocer su valor.
Hungría visitaba Ámsterdam con la intención de robar algún punto que le manteniese con vida en la lucha por la plaza de repesca en el Grupo D de clasificación para el Mundial de 2014. Que Holanda estuviera ya clasificada podía invitar a pensar en que tratarían que este partido no fuera una sobrecarga de kilómetros pero ni el once que presentó Van Gaal, otro que no entiende de trámites, ni la intensidad que aplicó la 'Oranje' se correspondió a la de un equipo con los deberes hechos. Ocho goles nada más y nada menos que se llevaron los Magiares, que seguirán contando con opciones de repesca pero sin depender de si mismos.
Tres tantos consiguió Robin Van Persie con los que se ha convertido en el máximo goleador de la selección holandesa. Significativa fue la celebración del tercero, corriendo a abrazar a Patrick Kluivert, hoy ayudante de Van Gaal, hasta esa noche máximo goleador con la selección.
Ciertamente es admirable que, a la sombra de otras figuras mundiales con las que ha coincidido Van Persie a lo largo de su carrera, haya mantenido un ritmo goleador tan alto sin haber recibido la misma valoración que otros puntas.
Pero en honor a la verdad ni Kluivert, ni Bergkamp, ni Van Nistelrooy, ni Van Basten ni Cruyff tuvieron a su alcance jugar tantos partidos y ante rivales tan inferiores como lo está haciendo el delantero del United, que está siendo el estilete de una Holanda que lleva varias fases de clasificación para Eurocopas y Mundiales que suponen paseos sin exigencia para el combinado nacional.
A Van Persie el impacto le ha llegado en su madurez. Este récord, a sus treinta años, es la guinda a una evolución como delantero que se produjo cuando Wenger le colocó como referencia ofensiva de manera permanente en 2009 siendo en la temporada siguiene cuando su adaptación al puesto fue total consiguiendo, viniendo de una grave lesión, dieciocho goles entre enero y mayo, su mejor marca liguera previa a la disputa del Mundial donde con la selección llegó hasta la final.
A partir de ahí, ha pasado de la treinta de goles por temporada, notándose también este cambio en la selección, donde no baja de 5 goles por año con una media superior al gol cada dos partidos y que ha servido de empujón hacia la consecución de este récord (quedándole aún dos partidos más este año, uno este martes ante Turquía y un amistoso en noviembre ante Japón) consiguiendo vienticinco de los cuarenta y un goles en los últimos tres años.
Si no sufre percance alguno, Robin Van Persie acudirá a la fase final de Brasil como goleador líder del subcampeón actual y referente de una generación que quién sabe si encontrará en este cita su último Mundial para tratar de lograr el tan ansiado título. Sneijder, Van der Vaart, De Jong, Robben y el propio Van Persie habrán superado la treinta cuando arranque el Mundial y partirán con el objetivo de mejorar los resultados en su última gran cita, la caída en fase de grupos en la pasada Eurocopa (siendo integrantes del 'grupo de la muerte'). Contar con el máximo goleador de la selección 'de dulce' seguro que ayudará.
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