Giuseppe Rossi 572 días después

No fue la mejor tarde de domingo para la Fiorentina la que significaba el cierre de la Serie A de este curso. Ellos cumplieron con la parte que les tocaba para alcanzar la última plaza de Champions goleando al descendido Pescara, pero la remontada del Milan ante el Siena dejaba al equipo de Montella sin el premio no sólo al esfuerzo que siempre se presupone, sino también a presentar un estilo que el aficionado agradece y que ha contado con los resultados como aval para que el crédito del joven entrenador aumente de cara a sus jefes y, con algo más de perspectiva, a que otros equipos se animen a no tomar por temerarios a esta nueva hornada de entrenadores que comienza a dejarse ver por lo más exigente del fútbol italiano.

El escenario en este partido, fuera de lo estrictamente futbolístico, no presentaba nada que no hubiéramos visto alguna vez: a un equipo más pendiente de lo que pueda pasar en otro partido que en el suyo propio. Pero seguro que hubo un futbolista que, sin dejar de pensar en el bien común de su equipo, disputó veintiséis minutos totalmente concentrado en este partido y, sobre todo, en cómo le iba a responder el cuerpo tras casi dos años lesionado. Giuseppe Rossi había entrado en las dos convocatorias anteriores pero fue en el último partido ante el Pescara cuando el internacional italiano disputó los primeros minutos de competición desde que en noviembre de 2011 jugase los últimos ante el Real Madrid, partido en el que se rompió los ligamentos de la rodilla que inició un proceso insufrible de recuperaciones y recaídas al que puso fin el domingo volvió a vestirse de corto para volver a competir.

Su vuelta, tras casi dos años, podría significar el primer gran fichaje de la Fiorentina para el próximo curso (a pesar de haberlo efectuado hace casi un año) y, de retener a jugadores como Borja Valero, Cuadrado, Ljacic o Jovetic, postularse como un candidato a una de las tres plazas Champions de cara a la próxima temporada. Porque hablar del 'Bambino' Rossi es hacerlo de uno de los grandes delanteros italianos de su generación y que con 26 años, tiene fútbol y condiciones de sobra para liderar el ataque del equipo viola a poco que su recuperación sea absoluta y la confianza no le falte. Velocidad, buen juego sin balón y capacidad de definición al servicio de un entrenador que ya le calificó como un 'talento a recuperar'.

Y con una gran motivación en el horizonte con el Mundial de 2014 en un año. Cierto que por delante cuenta con el estado de gracia de la delantera del Milan, Balotelli y El Shaarawy, que ya son fijos con Prandelli o que incluso el delantero reserva ha solido alejarse del perfil de Rossi (Osvaldo, Gilardino o no tanto Giovinco), pero fue en él en quien pensó Marcello Lippi para el rejuvenecimiento que tenía que sufrir Italia desde su posición de campeona del mundo a través de la Copa Confederaciones. Cuatro años después sólo las lesiones han frenado su progresión.
Recuperado, en un equipo de libreto ofensivo y con un entrenador que confía en él, se podría decir que en sus botas está la posibilidad de retomar su carrera desde el punto donde la dejó cuando se marchó del Villarreal.


Publicar un comentario

0 Comentarios