Las segundas vueltas de JIM

Aún me dura el mal cuerpo tras la victoria del Dépor ayer en el Ciutat. Esperaba a un equipo gallego intenso, incómodo y valiente pero por parte local que se demostrara lo que se había hablado en los días previos, que con la permanencia a, virtualmente, una victoria, se animaban a llevar a cabo un último esfuerzo para intentar que su presencia en competición europea tuviera continuidad el próximo año.

Sin embargo ninguno de los dos equipos cumplió. Mientras que el Dépor me sorprendió positivamente por su tranquilidad pese a su situación y se hizo con el balón y el mando del partido, el Levante firmó uno de los partidos más flojos que le recuerdo en los últimos tiempos. Tras unos cinco primeros minutos esperanzadores, claudicó ante el equipo de Fernando Vázquez que imprimió a su equipo una confianza a los que pocos equipos he visto en Liga.
El resultado no fue más que el reflejo de un encuentro entre un equipo que cree en algo y otro que espera que pasen cosas.



Y está claro que no hay equipo invencible y que el equipo azulgrana lleva varias temporadas rindiendo por encima de lo esperado. Quién soy yo como para echar en cara algo a este grupo. Lo que no quita que el partido de ayer fue mal, malísimo y que no viene más que a reafirmar una peligrosa tendencia de la que ya me advirtieron.
Porque Juan Ignacio Martínez era un semidesconocido a nivel profesional cuando arribó al Levante y por ello, cuando comencé a conocer un poco sobre su perfil como entrenador, encontré en distintos aficionados que seguían la Liga Adelante una opinión coincidente 'cuidado con sus segundas vueltas'
Si JIM ha marcado algo como entrenador granota han sido los fuertes inicios ligueros, tanto, que para el parón navideño el Levante ha tenido más de la mitad del objetivo (la permanencia) hecho.

Tras la derrota ante el Dépor, el Levante ha jugado doce partidos correspondientes a la segunda vuelta de la Liga con el siguiente saldo: dos victorias, cuatro empates y seis derrotas; once goles a favor por, ojo, veintitrés en contra.
Números que serían preocupantes si durante los primeros diecinueve encuentros no se hubiera cosechado una renta tan buena: diecinueve partidos con nueve victorias, tres empates y siete derrotas y con un balance goleador donde figuran veinticuatro goles a favor por veintisiete en contra.
A falta de siete partidos, ya registra casi los mismos números en lo negativo que en toda la primera vuelta.

Y como ya ocurriera el año pasado, el cumplimiento prematuro de objetivos viene dada por la irregularidad o bajo rendimiento de terceros equipos que, si bien el año pasado abarató la clasificación europea, este año hará lo propio con la permanencia.
También este año se ha presentado un grave hándicap con respecto a la anterior: la marcha del hombre gol. Martins, saliendo del equipo a mitad de temporada ha debilitado mucho el poder ofensivo del Levante que encuentra en Acquafresca, su sustituto, un ariete trabajador pero que no sirve para jugar fuera del área.

Con todo esto, sujetemos los machos para encarar la recta final con el mejor ánimo posible con el objetivo de sufrir lo menos posible y de recuperar la imagen de solidez habitual del equipo más allá del resultado. Y que vamos al Camp Nou...


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