El pasado martes fui invitado a ver el partido de presentación del
Levante ante Peñarol. Más allá del odio que le tengo al carbonero y el
amor que tengo por los granotas, quise ver, a grandes rasgos, las líneas
maestras de este nuevo Levante. Y digo nuevo porque a pesar de seguir
con el grueso de las últimas temporadas y haber dado retoques mínimos,
ha perdido a sus dos principales activos deportivos y gracias a la nula
cobertura de su pretemporada por parte de los medios locales, no había
visto mucho del equipo. Verlo y en vivo, era una gran oportunidad… y no
me gustó mucho.
Cierto es que Peñarol, que vino aquí como subcampeón de la
Libertadores, no mostró nada que no hubiera visto durante su buena
campaña pasada y me plantea la duda de cúantos equipos le jugarían al
Levante como ellos le jugaron: con líneas muy retrasadas, dos puntas
bastante descolgados y sin ninguna intención de querer llevar la
iniciativa del juego.
Os dejo los motivos de preocupación y acierto que vi en este partido.
Salida del balón: Me llamó poderosamente la atención
que durante la primera parte, Ballesteros y Nano se abrieran en el área
en los saques de puerta. Querían sacar el balón jugado de inicio, bien,
pero los laterales subían demasiado y ningún mediocentro se retrasaba
para apoyar. Así, Peñarol dejó a sus dos puntas entre los centrales y
‘la línea de cuatro’ que formaban Pedro López, Farinós, Iborra y
Juanfran ahogando la salida. Vamos, que el balón largo que no daba Munúa
lo daba Ballesteros o Nano. En la segunda parte la cosa varió, claro
que también Peñarol no agobiaba tanto en ese primer pase.
Bandas: Tenía y tengo bastantes esperanzas en el
juego de bandas del equipo. Martínez alineó de inicio a Valdo por
derecha y Wellington Silva por izquierda. No era mala opción, los dos
son verticales. El brasileño jugó poco con Luis García y seguro que
quiere demostrar, además su conducción y su técnica le deben servir para
ser un jugador diferencial… pero no me acaba jugando en banda porque
siempre la pide al pie. Ayudó en defensa y creo problemas a la zaga
manya, pero siempre recibiendo al pie, eso hacía lento y previsible el
ataque. Quizás de segunda punta o contra un rival menos cerrado pueda
lucir más, pero Juanlu debe ser titular por sí te da esa variante del
balón al espacio. Valdo, bueno, en su línea, abrió el campo, combinó con
Pedro López y buscó línea de fondo, pero me preocupa que no tenga
competencia en el puesto.
Referencia en ataque: Por la lesión de Aranda, Rafa
Jorda jugó casi todo el partido como 9. Es una buena opción ya que el ex
del Hércules tiene buenas maneras, pero no está aprovechado: Pivotó muy
lejos del área cuando el equipo quiso salir rápido y en ataques más
elaborados parecía alejarse de esa fase hasta el punto de estar
demasiado desplazado para que la posesión de su equipo avanzara. Además
sus pocos movimientos no ayudaban ya que la línea de tres que estaba
detrás de él también estuvo muy estátitca. Aranda, si bien puede aportar
más participación lejos del área, ofrece las mismas virtudes. La figura
de un segundo punta se antoja como una buena opción para mejorar en
este aspecto.
Centro del campo: Realmente me gustó que el peso lo
llevara Farinós (el rato que jugó) y Barkero, primero como mediapunta y
después como mediocentro. Xavi Torres entró por Farinós que se lesionó a
los veinte minutos y mejor posicionalmente el trabajo del ex del
Hércules. Me preocupa realmente que Iborra siga siendo la primera opción
en la destrucción. Un jugador que pinta de esos que siguen a pies
juntillas las órdenes del entrenador pero que, por más que nos vendan,
se nota que no es un mediocentro al uso: acompaña la jugada y roba
cuando su equipo crea una superioridad que, por supuesto, no es fruto de
sus movimientos y fue incapaz de dar un pase correcto a más de dos
metros. El año pasado Luis García lo usó con Caicedo y Rubén y función
muy bien.
Sin variantes: Tanto con el empate como con la
derrota provisional, el dibujo y el perfil de jugadores fue el mismo.
Vale que la plantilla no es muy larga y que el partido era un amistoso,
pero se echó en falta, aunque sea, la voluntad, la sangre de querer
cambiar algo o de probar otras opciones. Quizás eso sea lo más
preocupante de todo, que si el plan A no funciona, no parece haber un B.
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