La llegada de Mourinho al Real Madrid era la apuesta extrema por parte de la dirección madridista por obtener resultados en forma de títulos de manera inmediata, vamos, en esta misma campaña. Esto es obvio, ya no solo por enganchar dos años sin levantar ningún trofeo, sino por el ‘dolor’ de ver al eterno rival en una situación totalmente opuesta.
El problema es que en las primeras jornadas el equipo si bien sí que mostraba una fortaleza defensiva más que interesante no acaba de mostar un juego de elaboracion acorde con los jugadores que alienaba y más llamativo era el acierto de cara a gol teniendo en cuenta que jugaban futbolistas de la talla de Cristiano Ronaldo, Higuaín o Benzema. El Madrid tenía la pelota y empujaba a sus rivales hasta conseguir su objetivo pero parecía que faltaba algo.
Esto me recordo anoche, mientras veía el choque entre el Málaga y los blancos, a esas aplicaciones o programas gratuitos que van mejorando hasta convertirse en un indispensable en nuestro ordenador. El Madrid todavía no se ha convertido en un equipo que, por lo menos de cara a pasar ese muro en el que se han convertido los octavos de final de la Champions, temible o fiable (cosa que sí ha conseguido en la Liga) pero si que ha conseguido algo que es esperanzador y es que cada partido mejoran.
La citada zaga funciona bien, aunque necesite asimilar todavía algún mecanismo sobre todo en la defensa de los balons parados. El centro del campo ha encontrado la fórmula: Khedira equilibra y Alonso tiene un mayor peso en la circulación e incluso en la creación y en la punta, una vez superada la ‘ansiedad’ de Cristiano Ronaldo (ayer se convirtió en el máximo goleador del torneo) y consiguiendo que tanto el luso como Higuaín entren en la dinámica del juego en conjunto, lejos de las guerras en solitario de los primeros partidos.
Pero si hay que destacar a un jugador es a Özil. El alemán no sólo no ha acusado la llegada a un club como el Madrid, sino que se erigido gracias a su fútbol en el canalizador del juego de ataque y en quien aporta esa chispa diferente. Si el Madrid en cada partido va a más, el ex del Werder Bremen está creciendo en cada partido incluso a un ritmo mayor y nadie se acuerda ya del lesionado Kaká.
Ahora bien, todavía necesitamos ver al Madrid enfrentarse a un equipo potente, ya que hasta ahora no ha encontrado a un rival que le exija el máximo, si bien Mallorca o Levante consiguieron robarle puntos, el choque ante el renovado Milan podría ser una buena prueba de fuego.
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