Viento a favor, viento en contra y declaraciones como veletas

Hoy ha sido un día larguísimo y no porque estuviera nervioso por la visita de Sus Majestades de Oriente, sino porque un festivo para mí supone mucho trabajo y mucho viaje para arriba y para abajo. Así que esta madrugada, mientras los reyes van casa por casa, he decidido tener unos minutos de relax para ver la tele.

Resulta que los lunes de madrugada se emite un amplio resumen del fútbol catalán y cuál ha sido mi sorpresa al ver a Luis Enrique en rueda de prensa. Llegó a la par que Guardiola y "heredó" el equipo ascendido a Segunda B pero con una base buenísima con la casi habitual incorporación de Thiago (el hijo del gran Mazinho), Jeffren, Goran Maric y muchos de los habituales de las convocatorias del primer equipo.

Si bien el equipo no comenzó bien, el haber encadenado diez partidos sin perder, ha hecho que miren de cerca la zona de ascenso y después de ver las declaraciones del entrenador asturiano, me he preocupado de sobre manera.

Resulta que Luis Enrique dice que ahora no importa que en el inicio de la liga marcara como objetivo el estar en los puestos punteros, ni que hace dos meses, cuando las cosas no venían bien, proclamaba que como recién ascendidos debían luchar por la permanencia... ahora tira del libro de Guardiola (bueno, y de tantos otros) para decir que su única preocupación es el siguiente partido y así hasta que acabe la Liga.

No hay nada que me resulte más peligroso para un colectivo, joven además, que no tener claro la meta final para la cual juegan. Si por ejemplo restaran cuatro o cinco partidos y tuvieran la permanencia asegurada, entendería un cambio de objetivo como premio al buen trabajo de casi toda la temporada o si por el contrario se hubiera empezado con miras muy altas y a falta de poco el equipo estuviera en problemas está claro que habría que cambiar de ideas. Pero este no es el caso.

Los grandes equipos son los únicos que tienen al inicio de la campaña el objetivo claro, que es cerrar el año con un título, pero el resto tienen que hacerle entender a sus jugadores (después de sopesar la plantilla y las posibilidades reales) por lo que van a luchar en una temporada.
Encadenar una serie de buenos o malos resultados no puede variar la meta. Un equipo pequeño que engancha cinco o seis partidos sin perder puede meterse cerca de puestos europeos de la misma manera que uno más poderoso puede estar más cerca del descenso que la UEFA si encara mal esos partidos ¿debe variar por ello el objetivo o debe hacerlo algún aspecto del trabajo diario?

El trabajo más importante de un entrenador es darle al equipo una idea de juego y defenderla a muerte, pero después está el tener claro y hacérselo entender a sus jugadores cuales son sus aspiraciones reales, conociendo los puntos fuertes del equipo y sobre todo los débiles, que son los que le van a costar puntos.
Por todo esto me ha parecido tan llamativo el veletsmo (si existe la palabra) de Luis Enrique, dañino por partida doble al trabajar con chicos tan jóvenes y sin experiencia.

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