Hace unos días se celebró el veinticinco aniversario de la irrupción de Emilio Butragueño y sus compañeros del Castilla en el primer equipo del Real Madrid. Creo que no es necesario que os cuente las virtudes futbolísticas o las características individuales de sus integrantes: Butragueño, Míchel, Pardeza, Martín Vázquez y Sanchís.
Lo que me ha animado a escribir sobre esta generación genial de fútbolistas es lo que significó para el Real Madrid en ese momento y cómo cambió la manera de entender la cantera por parte de los equipos de Primera División. La idea de poder armar un once donde casi la mitad del equipo procedía de sus categorías inferiores era impensable para un equipo de primer nivel, cuando lo normal era ir montando el equipo contratando los talentos que destacaban de otros equipos.
Pero en una época en la que la Ley Bosman era más que un imposible, lo normal de los equipos de Primera sacaran uno o dos canteranos con posibilidades de quedarse en el primer equipo e ir montando el equipo con retales de los grandes y extranjeros con solera.
Por eso, la aparición de Sanchís (que marcó en su debut) y Martín Vázquez primero, Butragueño unas semanas después (con debut goleador también) y Míchel a inicios del año siguiente, pero sobretodo su permanecia en el primer equipo cambió el fútbol español. Se había demostrado que podían ganarse títulos jugando muy bien al fútbol con una base de cantera.
Bien es cierto que favoreció su crecimiento como jugadores gracias a poder compartir vestuario con lo mejorcito que el mercado nacional podía ofrecer: Gordillo, Maceda, Hierro, Juanito, Santillana... junto a foráneos que dieron un excelente rendimiento como. Una vez más, jovenes con talento en medio de una dinámica ganadora, la combinación perfecta para que tengan relevancia positiva en poco tiempo.
Como ya he dicho, a partir de esta aparición, se cambió la manera de ver el fútbol de categorías inferiores, destinándose más y mejores profesionales a su formación.
Mención especial merece Sanchís, el jugador más defensivo de los cinco y que llegó a culminar el sueño de la Quinta al ser el único que pudo levantar una Copa de Europa, el único trofeo que se le resistió al encontrarse con equipos como el Milan de Sacchi y los holandeses.
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