...Y me llevo el balón que es mío

Esta afirmación tan pueril que encabeza la entrada de esta noche es lo que a veces me evoca el protagonista de esta noche.
En esta ocasión nos desplazamos a Argentina, más concretamente a Buenos Aires y más concretamente al barrio de Boca.

Y, pese a que Palermo está siendo el protagonista de la semana por su gol ciento ochenta con la zamarra xeneize, es su compañero y amigo Román Riquelme de quien os quiero hablar hoy ya que desde su llegada al club de la franja de oro ha confirmado una serie de ideas que tenía de él.

Lo primero de todo es comentaros que Riquelme me parece un jugador sensacional. Tiene una calidad técnica excelsa, una visión de juego privilegiada y gol... Siendo un jugador con tantas virtudes ofensivas y con compañeros que han trabajado tanto para él, ¿por qué no ha triunfado en su periplo europeo?
Esta es la gran pregunta que se harán (nos hacemos) los admiradores del juego de Román. Es conocido que su aportación al entramado defensivo del equipo es nula al igual que su participación en la presión colectiva. Pero su gran defecto poco o nada tiene que ver con el fútbol.

Lo demostró en su último regreso a Boca, tras el gran esfuerzo económico que realizó el club, cuando empezó a comentar que entrenador es el que debía sentarse en el banquillo (vamos, que se cargó a Russo él solo y vetó la llegada de Barros Schelotto). Se comentaba en La Casa Amarilla que tras la marcha de Mauricio Macri (el patriarca del último gran Boca) el equipo carecía de una figura de mando que aportara criterio y liderazgo a toda la institución y puede que Riquelme haya aprovechado para imponer el suyo propio, buscando las condiciones ideales para su fútbol.

Y es que este es el gran misterio de "El Enganche" (como se le denominó el día de su presentación cuando fue cedido por el Vila-Real a Boca) un jugador que como ya he escrito, lo tiene todo para marcar una época pero su personalidad egoísta y que roza el autismo con lo que eso conlleva en un vestuario, me hacen que me pregunte cómo una persona así puede tener tanta fuerza en un club.

La respuesta ha venido en el inicio del Clausura 2008. Una vez más y como si no hubiera pasado el tiempo desde que entró en sustitución de Maradona hace algo más de diez años, cogió el timón del equipo, moviéndolo a su antojo y depositando a los tripulantes de su barco en las idílicas costas de la victoria. Junto a su gran amigo Palermo y Palacio (uno con el que ha coincidido poco pero con el que ya se entiende bien) forman un tridente que busca devolver a Boca donde corresponde después de los triunfos de Estudiantes, San Lorenzo o Lanús en los últimos torneos.

Y es que la afición boquense es agradecida con quien demuestra talento vistiendo sus colores y puede que por eso, en una reciente encuesta en la web de Boca, Riquelme ha sido elegido por la hinchada como el jugador más querido por la hinchada por delante del mismísimo Diego Armando Maradona.

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