Fútbol en estado puro

Hace poco más de un año, mi hermano comenzó este blog, un pequeño espacio para hablar de fútbol de forma tranquila y sin fanatismos. La verdad es que el espacio ha crecido mucho en este año, tanto en calidad como en secciones. Le felicito por ello, ya que no es fácil mantener éste nivel de casi profesionalidad sólo a base de ilusión y con el único incentivo de pasar y hacer pasar un buen rato hablando de su mayor pasión, el fútbol. Hace también un año que me invitó a participar de su blog, y lo hice comentando con asiduidad sus publicaciones pero hasta ahora no me había animado a publicar una entrada. Para esta primera entrada he pensado que lo mejor sería hablar de un tema personal, el año que más estoy disfrutando del fútbol, del fútbol en estado puro. Sé que no es la temática habitual del foro hablar de experiencias personales, pero me ha parecido una buena forma de darme a conocer.


La fuerza del más débil

Supongo que no seré el único que alguna vez se ha preguntado cómo se viven en la grada las temporadas en las que tu equipo es colista alejado por una zanja aparentemente insalvable de puntos de la siguiente escuadra en la tabla de clasificación. Recuerdo equipos como el Logroñés de la 94/95 (¡Que delantera Atila Kasas y Silvio!) o el Sporting de la 97/98. Equipos que acabaron la liga con sólo un par de victorias, y ante los que no lograr la victoria es un desastre para cualquier equipo que los visite por modesto que sea. Hasta ahora pensaba que el ambiente de esos estadios debía ser similar al de la milla verde. Ver como pierde una y otra vez tu equipo y con la certeza de que el año que viene no volverás a verlo jugar contra el Barcelona o el Madrid. ¿Cómo se enfrentan los aficionados a estos partidos en los que el equipo va muriendo lentamente en la liga en una agonía que puede durar meses? ¿Resignación, bronca? Pues este año la providencia ha querido que pudiera vivir esa situación.

¿Os podríais creer que éste ha sido el año que más estoy disfrutando en el Ciudad de Valencia? He sido abonado del Valencia y del Levante durante muchos años y ahora lo soy sólo del Levante. He visto en el campo de fútbol calidad, glamour... duelos de egos , actitudes infantiles... He visto como poco a poco el fútbol se alejaba del deporte para acercarse más a un espectáculo en el que era igual de importante meter un gol como su celebración, el entrenamiento como la sesión de fotos posterior. Pero todo eso ha cambiado este año y he vuelto a recuperar las ganas de ir al campo a ver como mi equipo... pierde. Domingo a domingo, ir al campo a ver como once futbolistas que hace meses que no cobran un duro se calzan las botas y salen al césped ha darlo todo por el único premio de agradar a la afición. Jugadores que corren, se esfuerzan, luchan y que probablemente reciban el primer gol antes del minuto veinte. Estos jugadores salen ovacionados del estadio partido tras partido, a pesar de perder 0-1 contra el penúltimo de la liga, una emocionante ovación. Y cuando se logra ganar un partido parece que se gane una final. Y es que esto es el fútbol en estado puro. Darlo todo por conseguir la victoria y aunque se pierda marcharse a casa con la sensación de que te ha ganado un equipo mejor, pero no que hayan puesto más ganas. Eso es algo que no puede decir casi ningún grande del mundo.

Descarga, el gran capitán, todo lucha y pundonor. Me recuerda mucho Puyol, salvando las distancias. Álvaro, el central brasileño que además ser no de los jugadores con más clase del equipo es, desde la defensa, el autor de los goles que están ilusionando últimamente a los granotas. Juanma, un extremo derecho que no le faltarán ofertas en primera para seguir demostrando lo buen jugador que es. Tommasi, toda una estrella del fútbol italiano a quien no se le caen los anillos a la hora de echar una mano al equipo. A ellos y el resto de futbolistas de la plantilla va dedicada esta entrada. Gracias por hacerme disfrutar del fútbol de verdad.

Y en unas horas, a por el asalto del Nou Camp. ¿Quién sabe cuando volverán a jugar allí?