Final de la Champions League

Anoche se disputo en Atenas la final de la Champions entre el Liverpool y el Milan, al igual que hace dos años en Estambul.
Mucho se había dicho sobre vendettas o sobre salvar temporadas... y así fue

- Liverpool vs. Milan

El primer paso lo dio Benitez que no traicionó su idea pero la vario. Todos sabemos que los equipos de Benítez se caracterizan por el orden y la presión juntando sus líneas, pero, yo por lo menos, no le había visto nunca hacerlo tan pronto y tan arriba en mi vida.
El Milan, conocedor de que físicamente no estaban al mismo nivel que los reds, confiaban en aguantar el envite y posar sus posibilidades en la pegada.

Quizas esa haya sido una de las diferencias más grandes entre los dos finalistas, el Milan, como muchos grandes, tiene una serie de jugadores capaces de inventar algo y decantar el partido, el Liverpool por su parte no, depende demasiado de que todas las piezas funcionen para lograr el objetivo, esa es su grandeza y su punto debil al mismo tiempo.

Con todo esto se desarrollo la primera parte, el Liverpool atacando mucho por las bandas y con ocasiones más o menos claras y las contras del Milan, que hacían contener la respiración en la grada inglesa.
Hasta que en el último minuto de la primera parte...



El Milan, en la única falta que concedió el Liverpool en las medianías de su área se convirtió en un rebote maldito que adelantó a los rossoneri. No fue excesivo premio para el Milan, pero si lo fue que el Liverpool se fuera sin ni siquiera un gol.

La segunda parte confirmó lo que todos pensabamos, el Milan iba a buscar de manera definitiva las contras, de la mano de un inspiradísimo Pirlo (para mi el mejor del partido) y el Liverpool se iba a encomendar a entonar la heroica.
Banítez hizo unos cambios interesantes, sacando a Mascherano (que no fue ni la mitad de importante de lo que lo fue ante el Chelsea) y de Zenden (no me puedo creer que haya disputado una final de Champions) dando entrada a Crouch y su juego aéreo y a Harry Kewell y su buen golpeo de balón.
Lo que no me quedo claro es que buscó cuando hizo participar a Arbeloa, un defensa cuando estas a escasos minutos del fin y a una distancia tan corta.

El Liverpool, como contaba, siguió fiel a su idea pero la desventaja (y el modo en que se produjo) hizo que no se enfriaran las cabezas y se apasionara de sobremanera el concepto de Benítez.
Gerrard tuvo una gran oportunidad y ahí murió el Liverpool, ahí se dio cuenta de que esa noche no iba a tener la estrella de hace dos años. Y más cuando a pocos minutos del final, Inzaghi dibujó un desmarque que Kaká repasó con un pase al hueco de libro, que dejó solo al Pippo para que batiera a Reina. Punto final.



Las prisas se hicieron dueña del Liverpool y recurrieron al clásico balón a la olla a la espera de algo, que seguramente no sabían ni lo que era: una falta, un penalty, un corner, un gol...
Y en un córner llegó el gol de Kuyt en fuera de juego a pocos instantes del final del partido. Quizás durante unos nanosegundos, los milanistas se acordaron de lo que paso hace dos años, pero esta vez no había tiempo material para el milagro.



Y no hubo tiempo para más (como se encargó Benítez de recordar al árbitro) el Milan conseguía en Atenas su séptima Champions, la quinta de Maldini (todas con el Milan) al igual que Seedorf (una con el Ajax, dos con el Madrid y dos con el Milan)



Felicidades al Milan y ánimo al Liverpool

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