Casi tan importante como el propio gol

Desde la dirección del gol defendemos el fútbol generoso. Aquel en el que la practicidad de la jugada se sobrepone al jugador más grande que haya en el equipo.
En ocasiones vemos goles fantásticos que son un derroche de de velocidad y calidad técnica, pero a la hora de ver la repetición observamos que son fruto de valentía y confianza, con una pizca de gula de balón, porque en todo este tipo de jugadas siempre hay una posibilidad de combinar con un compañero.

Ojo, que no critico a los jugadores capaces de realizar varios slaloms puesto que me parece una de las acciones más complicadas que, a título individual, puede realizar un jugador en un campo. Pero son fruto de deficiencia a la hora de la movilidad de sus compañeros y de, como ya hemos contado antes, falta de velocidad visual a la hora de buscar el hueco para el compañero.

¿Por qué hablo de esto esta noche? pues porque veo que los equipos grandes en horas bajas están viviendo de los destellos de sus estrellas (sin ir más lejos, anoche Kaká) viendo que el juego en el que "el pase definitivo" está de capa caída.

Os dejo una muestra de asistencias geniales:

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